DB Multiverse
Dragon Ball Multiverse: la novela
Escrito por Loïc Solaris & Arctika
Adaptado por Killcrom, Bardock, Genghis Khan, Yoshio, NappaSSJS, Kugan, Marcelo Pérez, Logan y Alice. Agradecimientos a Adrián_Traductor, King Suguru, Frartan117 y Saso
¡Redescubre la historia de Dragon Ball Multiverse cargada de nuevos detalles y matices! Esta novela está confirmada como canon por Salagir, quien también ha incluido sus propias adiciones, las cuales no han sido vistas en el manga. Por lo tanto, ¡esta novela es un anexo casi necesario para todo fan de Multiverse!
Intro
Parte 0 :0Parte 1 :12345
Round 1-1
Parte 2 :678910Parte 3 :1112131415
Parte 4 :1617181920
Parte 5 :2122232425
Parte 6 :2627282930
Lunch
Parte 7 :3132333435Round 1-2
Parte 8 :3637383940Parte 9 :4142434445
Parte 10 :4647484950
Parte 11 :5152535455
Parte 12 :5657585960
Parte 13 :6162636465
Parte 14 :6667686970
Night 1
Parte 15 :7172737475Parte 16 :7677787980
Parte 17 :8182838485
Parte 18 :8687888990
Round 2-1
Parte 19 :9192939495Parte 20 :96979899100
Round 2-2
Parte 21 :101102103104105Parte 22 :106107108109110
Parte 23 :111112113114115
Night 2
Parte 24 :116117118119120Round 3
Parte 25 :121122123124125Parte 26 :126127128129130
Parte 27 :131132133134135
Parte 28 :136137138139140
Parte 29 :141142143144145
Parte 30 :146147148
TRIGÉSIMA PARTE: BUDOKAI ROYALE 2 "ESTRUENDO SUPERSÓNICO"
Capítulo 148
Mientras tanto, en el otro extremo del universo.
Los participantes de los distintos universos que habían sido apartados por la magia de Babidi estaban haciendo todo lo posible por localizar la posición de la arena y acudir en ayuda de sus compañeros cuanto antes.
Son Goku se concentraba intensamente en detectar las energías más poderosas que pudieran estar presentes: Son Gohan, Son Bra, Cell, incluso Majin Buu… Si conseguía captar una de esas presencias, ¡podría llevar a todos de vuelta en un instante!
Pero el universo era increíblemente vasto, y tenía que explorar cada rincón del espacio, al límite de su capacidad de percepción.
Por su parte, Vegetto pensaba lo mismo. La tarea era extremadamente complicada, porque no sabía dónde se encontraban. Cuando salió del asteroide tras su derrota, pudo regresar porque conocía el destino y el camino. Pero ahora tenía que volver a usar la técnica del teletransporte clásico.
Nadie había notado su poder descomunal cuando se transformó en Super Saiyan 3 en el espacio, frente a Ginyu. ¿Cómo se suponía que iba a localizar los niveles de energía tan bajos de sus compañeros en una inmensidad así?
Solo Son Gohan y Son Bra podrían llamar su atención… y aún así, no era seguro.
– Imposible sentirlos –dijo Goku rechinando los dientes–. Gohan y los demás deben estar peleando, pero sus energías están demasiado lejos.
– Son inteligentes –señaló Vegeta–. Si unieran sus fuerzas, ambos podrían desplegar una potencia suficiente para ser detectada. Pero tienen a Videl y Bra que defender. Y con Cell…
– No os focalicéis horizontalmente. Hay que buscar arriba y abajo también –dijo #16 calibrando sus escáneres.
Una potente explosión luminosa tuvo lugar detrás de ellos, distrayéndolos momentáneamente. Gotenks se encontraba delante de ellos, ya transformado en Super Saiyan. Cerca de él, Trunks del Universo 16 cruzaba los brazos, con aire contrariado.
– ¡Bueno, no vamos a perder el tiempo! –exclamó Gotenks sonriendo de forma burlona–. ¡Dejad que el magnífico Gotenks se encargue! Yo tomo todo este lado, y vosotros, ¡os ocupáis del otro!
Un brazo lo agarró de repente por el cuello. Reconociendo ese color, el ser fusionado palideció, angustiado. La voz suave de su antiguo enemigo se elevó.
– ¡De acuerdo! ¡Honor a los más poderosos! ¡Mi colega y yo nos encargaremos de este hemisferio!
Varias risas estallaron, provenientes de los más jóvenes. Las dos Pan y Uub se reían a carcajadas ante la cara de pena de Gotenks. En cuanto a Trunks, esbozó una ligera sonrisa antes de mostrar de nuevo un aire frustrado.
– Es sorprendente –dijo Vegetto detrás de Trunks, que se estremeció–. ¿Por qué dejaste que tu doble se fusionara con el Goten de nuestro Universo?
– … Su fusión es más eficiente que la nuestra –murmuró Trunks–. Si su Trunks tiene nuevas capacidades, que Gotenks se beneficie de ellas. Los secretos de mi doble quizás le permitan ser más eficaz. Quizás encuentren la arena más rápido que conmigo…
Compasivo, Vegetto puso la mano sobre el hombro de su hijo y lo invitó a unirse a él para buscar por su lado. Los Heloitas no habían prestado atención a la escena, concentrados en sus análisis. Eran guerreros de élite, y debían permanecer concentrados, para poder socorrer a sus compatriotas y a los inocentes lo antes posible. Eleim dio directivas a sus compañeros:
– Tidar, tú tomas el tercio Norte. Xeniloum, el tercio Sur. Yo el ecuador.
– ¡Entendido! –dijeron los otros dos al unísono.
Casi todos se pusieron en posición, mirando hacia afuera. Estaban agrupados o solitarios, según sus afinidades y sus características. Gotenks y Buu disponían de una percepción increíble, y se habían repartido su zona, aunque de hecho, otros participantes también estaban en su mitad. De vez en cuando, el Djinn echaba una mirada divertida al Saiyan que mostraba una sonrisa turbada. En cierta medida, el ser fusionado estaba tranquilo de tener a alguien tan poderoso como él para ayudarles, a pesar de sus rencillas de antaño. Buu era tan extraordinario que con su ayuda, las cosas podrían arreglarse rápido. Él y Vegetto formaban el dúo más poderoso, y entre los dos, podían lograrlo todo.
Pero eso era sin contar con el carácter travieso de Buu, que se había asegurado de acaparar la zona que contenía la arena. Gracias a sus múltiples talentos, se las arreglaba para desviar su localización y asegurarse de que no pudiera ser percibida. Solo dirigiría su atención hacia ella en el momento oportuno, cuando las cosas finalmente necesitaran su intervención. Quería que el torneo continuara, y se aseguraría de ello. Pero quería divertirse antes que nada. Y si Babidi podía empujar a XXI a intervenir, sería una nueva razón para esperar. Si ese hechicero realmente quería las Bolas de Dragón, debería poner fin a este caos.
Un poco más lejos, Uub se había unido a su maestro y a las dos Pan. Goku había querido tenerlo cerca, gracias a su formidable facultad para detectar a Majin Buu. Posiblemente podría encontrarlo cerca de Babidi, y eso les ayudaría enormemente. Pero no lograba mantenerse concentrado. No podía evitar mirar a Buu del Universo 4. Le picaba la curiosidad de ir a verlo para hacerle algunas preguntas, pero el momento no era el adecuado. El Djinn sintió su mirada sobre él, y esbozó una sonrisa. Por supuesto, se había asegurado de disimular sus propios fragmentos a la percepción de su heredero. Para asegurarse de que no lo encontrara con sus nuevos dones, había redoblado la prudencia. Nada ni nadie podría jamás detectarlo. A pesar de su afecto por el joven guerrero, no tenía intención de dejar que estropeara su diversión.
Un violento derechazo. Quebró el suelo. Haciendo temblar la tierra.
Cell se limpió la sangre que le corría por los labios y se burló al ver a su némesis en el suelo. Tenía ligeramente la ventaja sobre Son Gohan, pero no lograba quebrarlo. La potencia que el Saiyan había adquirido era realmente sorprendente, y le daba guerra. Sin embargo, lo veía bien. Son Gohan estaba lejos de ser un maniático del entrenamiento, mientras que él mismo no había hecho más que pocas pausas durante sus veintisiete largos años. ¡Era frustrante, pero también emocionante!
Gohan se enderezó, con el torso arañado. Estaba asombrado por los progresos del ser perfecto. Cuando se convirtió en Super Saiyan 2, lo había superado sin dificultad, pero su pulso se había terminado con la ayuda de su padre y Vegeta. Esta vez, Cell era aún mucho más fuerte, y estaba solo frente a él. Pero había adquirido una potencia muy superior a la de su adolescencia. Vencería a Cell de nuevo, y protegería a los suyos.
– ¡Voy a aplastarte, Cell! –exclamó lanzándose sobre él.
– ¡Inténtalo, Son Gohan! –replicó Cell lanzándose también.
Sus puños se congelaron en la mejilla del otro, en una estruendosa onda expansiva que agrietó el suelo a su alrededor. La cola de Cell se enroscó alrededor de la pierna de Gohan, que no pudo reaccionar a tiempo y lo envió a volar por los cielos. Encantado, Cell aprovechó para concentrar su energía entre sus manos juntas justo delante de su torso. El sudor perló su frente mientras emitía un gruñido por el esfuerzo que hacía. Tenía aún muchas sorpresas en reserva, y iba a revelar una más.
Cuando Son Gohan se estabilizó, se sorprendió al ver un Kikoha extraño de color violeta en la mano de Cell. El ser perfecto sonrió a pesar de su brazo tembloroso. Exclamó mientras tomaba posición:
– ¡Sobrevive a esto, Son Gohan!
Envió la esfera con un gesto rápido en dirección al Saiyan, que esquivó por poco. Estaba sorprendido por la velocidad del ataque. Pero Cell se burló y abrió la palma de sus manos. El Kikoha explotó detrás de Son Gohan, que se dio la vuelta. Se quedó aterrado al ver múltiples Kienzans morados que lo tomaban por blanco. Voló rápidamente por los aires, perseguido por los ataques energéticos. Cell tendía los brazos, crispado por la concentración que el ataque requería. Explotando el potencial de los Demonios del Frío, había formado numerosos Kienzans que controlaba simultáneamente. Había pasado mucho tiempo desarrollando esta técnica, entre muchas otras, pero esta había requerido mucho trabajo, y no estaba seguro de poder mantenerla mucho tiempo dada la gasto de energía. La contribución de su maestro era realmente una ventaja considerable.
Son Gohan, aprovechando una apertura entre los ataques, envió una descarga de energía en dirección a Cell, que no hizo ni un movimiento. Abriendo los ojos de par en par, el cyborg lanzó un grito de rabia mientras un escudo se formaba a su alrededor, bloqueando el ataque.
“¿Y ahora qué piensas hacer, Son Gohan?” se burló Cell interiormente, mientras jadeaba para mantener el control.
Son Gohan hacía malabares entre los ataques, mostrando una expresión atónita. Si no reaccionaba rápido, terminaría despedazado. Cell era realmente un enemigo formidable, y la victoria contra un enemigo así parecía poco probable.
“Maldita sea… ¡Tendré que avisar a Vegeta! Si sobrevivo…”
– Ksss –silbó Vegeta del Universo 13, despreciativo.
El emperador Saiyan miraba a los demás a su alrededor con aire desdeñoso. Esos abortos le daban náuseas, organizándose de esa manera. Ese trabajo en equipo, esa confianza… Realmente no tenían orgullo. Obedecían sin rechistar las órdenes implícitas de ese “Son Goku”, ese Kakarotto de una amabilidad nauseabunda. Todos los demás se comportaban como buenos perritos, siguiendo sus directivas al pie de la letra. ¡Antes morir que seguir el movimiento sin protestar!
– No estás obligado a participar en el esfuerzo común. Pero puedes abstenerte de comentarios –dijo una voz reconocible detrás de él.
Se dio la vuelta, contrariado. Su doble del Universo 18 lo miraba con aire desagradable. Este Vegeta no soportaba esa versión engreída de sí mismo, ese imbécil aferrado a un estatus inútil del que él se había despegado años antes. Se habría convertido en ese emperador patético sin su encuentro con Goku y Bulma, y ver el comportamiento de este Vegeta le repugnaba tanto como se felicitaba de haberse quedado en la Tierra, al lado de su mujer y su rival.
– Te importan un bledo tus compañeros, no me cabe duda –continuó con tono burlón–. Pero aquí, somos muchos los que tenemos seres queridos y razones para luchar. Así que el egoísta que eres haría mejor en callarse y quedarse en su rincón.
– ¡No escucho a los seguidores! –replicó Vegeta del Universo 13, con tono colérico–. ¿Dónde está tu orgullo, Vegeta? Te pones en fila y sigues sus órdenes. ¿Te has vuelto tan débil como esos supuestos samaritanos? ¡Me das ganas de vomitar!
– Jugar al tonto para no hacer como los demás, no me sentiría muy orgulloso de eso. No hoy. ¿Qué harás si no encontramos la arena? ¿Si Babidi gana y se apodera de las Bolas de Dragón? Te quedarás atrapado aquí, lamentable y patético, en medio de los que luchan por salvar la situación y la vida de sus seres queridos. El que no tiene orgullo eres tú. Quizás haríamos mejor en abandonarte aquí, una vez que hayamos encontrado la arena. No le faltarás a nadie.
Vegeta se sobresaltó. ¿Cómo se atrevía ese personaje despreciable y arrogante a hablarle así? ¡Ese Saiyan sin título y sin una pizca de orgullo se dejaba dominar por Kakarotto y una banda de marionetas de buen corazón!
– ¡Si todavía fueras el gran monarca que soy, serías tú quien daría las órdenes! ¡Ambos fuimos criados en las mismas condiciones! Tu Universo debe estar realmente degenerado, ¡si incluso tú has dejado que tu rango y tu sangre se rebajen hasta ese punto! ¡He vencido a Freezer, y he puesto al mundo de rodillas! ¿Puedes decir lo mismo?
– El plan es bueno. ¿Querrías que diera órdenes contradictorias para llamar la atención, como un niño caprichoso como tú? Ya he pasado esa edad. Quizás hayas eliminado a ese patético adversario, pero yo he enfrentado enemigos de los que no tienes ni idea. Conozco las alegrías de tener una familia, una rivalidad, y el sabor de la paz. ¿Mi orgullo, dices? ¡Es él quien me empuja a entrenar una y otra vez para ser el más fuerte, hasta el día en que aplaste a Son Goku con mis propias manos! El orgullo de defender a los suyos y morir por ellos es mucho mayor que el egoísmo al que te aferras desesperadamente.
– ¿Morir por los demás? –se burló el emperador–. ¿Qué príncipe haría eso? No eres más que un débil. Nadie te toma en serio, te contentas con seguir al rebaño en lugar de liderarlo. ¿Sabes siquiera dar una orden?
– Eso es lo que harías, si tuvieras un mínimo de potencia, ¿verdad? Nadie aquí se preocupa por ti. No tienes ni la fuerza, ni el carisma necesarios para que nadie te escuche aquí. Solo te dirige tu falta de reconocimiento. ¡Qué débil!
Mientras su discusión se envenenaba, algunos participantes se desviaban de sus búsquedas a pesar suyo para seguir la escena. Trunks del Universo 12 estaba bastante perplejo. Asistía a la confrontación de las dos facetas de su padre: el guerrero despiadado con un orgullo desmedido, y el padre protector y devoto, luchando por los suyos de forma honorable. El del Universo 18 era el resultado de esas dos personalidades, un Saiyan orgulloso y valiente con el que se podía contar. El otro era un tirano sanguinario y orgulloso que solo se preocupaba por él y su insaciable sed de poder. Ese mismo que Trunks había conocido antaño, durante su primer viaje en el tiempo. Antes de que cambiara a ese valiente padre de familia del que estaba orgulloso de ser hijo.
A pesar de la urgencia de la situación, se abstuvo de intervenir, curioso por ver a dónde llevaría este intercambio, por decir lo menos insólito, a sus dos paternos alternativos. Muchos combatientes permanecían fijos en sus búsquedas, al contrario de Buu, que escuchaba a los dos Saiyans con atención. Pero no por las mismas razones que Trunks…
– … ¿Débil? ¿Quieres comprobarlo? ¿Ahora? ¡Soy tu hombre!
– Humph –se burló Vegeta del Universo 18 con una mueca–. Si insistes. Pero será humillante… Para ti.
La derecha de Vegeta del Universo 13 silbó de repente en el aire, rozando el rostro de su homónimo por unos centímetros. Este último se había inclinado instintivamente ligeramente hacia atrás para esquivar el golpe. Los reflejos del Saiyan sorprendieron a Trunks y a otros combatientes que comenzaban a interesarse por la acción presente.
El imperial Vegeta se irritó y lo persiguió, intentando en vano golpearlo rápidamente. Este maldito gemelo evitaba sus ataques con facilidad, sin aparente esfuerzo. Son Goku se sorprendió de los movimientos de su eterno rival. ¿Era porque se enfrentaba a sí mismo que lograba sustraerse a los asaltos de ese Vegeta orgulloso? No, lo veía bien. Se trataba del resultado de esos largos años de entrenamiento. Ya lo había podido comprobar durante su combate contra Kakarotto. Ninguno de los ataques del Saiyan loco había alcanzado realmente a Vegeta, que había esquivado por poco o había encajado sin sufrir grandes daños. Y ahora, lo demostraba a su doble megalómano, jugando con él para probar su superioridad, en todos los ámbitos.
Burlón, Vegeta dijo mientras retrocedía unos pasos:
– ¿Lo ves? Ni siquiera logras tocarme. ¡Qué patético eres! Ahora, cesa tus niñerías, antes de que te humille de verdad. Debo encontrar a mi hija antes de que tus degenerados compinches se metan con ella.
– … ¿Soy realmente yo el más humillado de los dos? –replicó el otro Vegeta con tono cortante–. Mira a dónde te ha llevado tu estúpida manía familiar. Al amar a una hembra y holgazanear en tu ridículo planeta, ni siquiera has alcanzado mi nivel de transformación. ¡A diferencia de tu Kakarotto! ¿Quién es el más lamentable?
Con estas palabras, se transformó en Super Saiyan 3, mostrando una mueca de desprecio. Una demostración concreta bastaría para callarle la boca. Su formidable potencia se desplegó en el recinto de la zona oxigenada, captando la atención de las personas presentes mientras el viento se levantaba violentamente. Gast Carcolh, exasperado por esas niñerías pueriles desde hacía unos instantes, se disponía a interponerse cuando el brazo extendido de Vegetto lo cortó en su impulso. Este último parecía cautivado por el espectáculo, y sugería silenciosamente que no intervinieran. Un poco más lejos, Buu parecía de la misma opinión.
Mientras el perturbador seguía burlándose con aire sardónico, Vegeta del Universo 18 no hacía ni un solo gesto. Solo sus puños temblorosos y una vena aparente en su frente traicionaban su frustración y su ira. Viendo que parecía haber tocado una fibra muy sensible, la versión imperial estalló en carcajadas. Afirmar que Kakarotto era superior a él era de lejos la más deliciosa de las provocaciones, ese lamentable pastiche de su magnificencia no podía quedarse impasible ante tales palabras.
El otro Vegeta se transformó entonces en Super Saiyan 2, su aura fulminante haciendo girar a su vez el polvo cercano. La risa de Vegeta se cortó de golpe, mientras el otro avanzaba con paso decidido, hasta tener el rostro casi pegado al de su doble. Este último se quedó sorprendido al constatar que su potencia no era tan inferior a la suya. No tenía nada que ver con la que había desplegado frente a Kakarotto. Era similar a la que había sentido durante el ataque de Buu del Universo 4. Vegeta del Universo 18 estaba realmente serio, y picado en lo vivo.
– No imaginas de lo que soy capaz –afirmó con tono desdeñoso–. ¡Podría aplastarte sin dificultad, gusano! Pero no vales la pena. Solo Son Goku, que es muy superior a ti, es digno de enfrentarme a mi plena potencia. Mi nivel actual me basta para aplastarte, ¡emperador de tres cochinillas sin cerebro!
Durante los años anteriores, Vegeta había confrontado a Goku con una transformación de diferencia, muchas veces. No tenía miedo, sobre todo frente a su equivalente, que sabía menos fuerte que Goku.
Pegó su frente contra la suya, mirándolo fijamente sin ceder. Vegeta del Universo 13 se puso tenso, pero no cedió. ¡Estaba faroleando, estaba convencido! Al diablo la cercanía que esperaba y su curiosidad hacia ese personaje por decir lo menos burlesco y pretencioso. Fanfarroneaba mucho, pero al final, solo era una pose. Caer en tal decadencia era peor que la muerte. Había alcanzado un nivel demencial, ese Super Saiyan 3 que nunca había imaginado hasta entonces, y ese pálido sucedáneo, limitado por sus debilidades sentimentales, era incapaz de ello. Él era superior, y eso era todo lo que importaba.
Siguió mostrando una amplia mueca provocadora que le devolvió el otro Vegeta, temblando de frustración. Este último estaba a punto de ajustarle las cuentas. Un simple movimiento, y demolería ese ego desmedido…
Sin embargo, en el momento de golpear, su fiereza herida dio paso de repente a una imagen que cruzó su mente en un instante. Lo sentía, su hija estaba en peligro inmediato. No tenía tiempo que perder con ese fanfarrón de otra época. Su prioridad absoluta era regresar a la arena, y demoler a ese despreciable insecto de Babidi para siempre.
Vegeta detuvo su transformación, volviendo a su estado normal. Choqueado por este cambio repentino, el otro dudó, luego se recordó que estaba rodeado de enemigos, que no dejarían pasar un ataque de su parte contra un adversario no transformado. Entonces hizo lo mismo. No logró hablar, en la incomprensión más total. Vegeta del Universo 18 cerró los ojos y soltó en un suspiro resignado:
– Desafortunadamente, este no es el lugar para eso. Pero no pierdes nada por esperar.
– Si es solo eso… Puedo haceros un ring.
Esa voz alegre que se elevó no muy lejos de ellos fulminó instantáneamente a los dos Vegeta, que giraron lentamente la cabeza en dirección a su interlocutor. Buu había creado un amplio banco no muy lejos de los dos Saiyans, sobre el que estaba sentado despreocupadamente. Vegetto y Son Goku a su lado, con cestas de palomitas entre las manos. Aprovechando esta confrontación original y muy emocionante, el Djinn había transformado trozos de roca en comida y se la había entregado a todo el mundo. Hacía varios minutos que los Vegeta se peleaban, y Buu había tenido tiempo de preparar este graderío improvisado. Los Heloitas, consternados por este comportamiento infantil, se habían alejado para continuar sus búsquedas, acompañados por #16 y el Kaioshin del Sur, que no querían inmiscuirse. En cuanto a los Saiyans, ávidos de combates y fascinados por este intercambio, por decir lo menos, fantasioso, se habían instalado sin dudarlo y disfrutaban a fondo del espectáculo. Trunks del Universo 16 observaba con aire perplejo a su padre engullir golosinas. En cuanto a Goku, se le unió la Pan de su universo, contagiada por ese carácter ingenuo y jovial que tanto caracterizaba a su abuelo en esos momentos, incluso en este tipo de situaciones. Gast se llevó la mano a la cabeza, desanimado.
– ¿Dónde quedaron vuestras determinaciones? ¿No decíais hace un instante que queríais encontrar la arena a toda costa? ¡Vuestras familias están en peligro!
– ¡No os preocupéis, Super Namek! –respondió Buu con tono divertido–. Sigo escaneando mi parte del Universo sin ningún problema. ¡Mirad detrás!
Efectivamente, una cabeza flotante del Djinn se encontraba en su ubicación anterior, concentrada en su tarea. Pero Gast se sintió más inquieto que aliviado. Esta personalidad que él y los Saiyans compartían ralentizaba considerablemente su misión.
– Confío en que Son Gohan y Son Bra aguanten –añadió Vegetto con la boca llena–. Soy consciente de la gravedad de la situación, pero… Dos Vegeta peleando, no me lo puedo perder, lo siento, ¡es simplemente hilarante!
Los dos implicados se quedaron paralizados ante ese público juguetón. Cierta incomodidad se apoderó de ellos, y se dieron la espalda el uno al otro, avergonzados.
– Eh… Bueno, supongo que no cuesta nada ayudaros –dijo el del Universo 13, turbado por las miradas fijas en él–. No quiero quedarme plantado en esta roca eternamente.
– Estoy de acuerdo –respondió el otro Vegeta mirando obstinadamente en la dirección opuesta.
Él sabía lo que sentía su doble. A pesar de su amor propio, debía saber dónde estaba su interés. Él mismo había tenido que luchar contra Freezer trabajando a regañadientes con los terrícolas. Al borde de la muerte, incluso lo había abandonado suplicando a Goku que derrotara a Freezer por él y por su pueblo aniquilado. Lo que le faltaba a este Vegeta soberano era la serenidad y la rivalidad. Pero incluso sin eso, no dejaba de ser inteligente. Su orgullo de dictador era simplemente excesivamente gigantesco, en comparación con su antigua posición de simple príncipe. Solo necesitaba un esfuerzo mayor para dejarlo a un lado.
Los dos Saiyans comenzaron a alejarse el uno del otro, para gran pesar de Goku, Vegetto y Buu. Vegeta del Universo 13 conservaba cierta irritación hacia ese personaje despreciable en el que se había convertido en otro mundo, pero no podía evitar sentir una pizca de admiración por él. Bien que se había rebajado a cohabitar con individuos inferiores, seguía siendo digno y, sobre todo, un ser poderoso. A falta de no considerar nunca eso como una obediencia a ese repulsivo Son Goku, colaboraría sin rechistar consigo mismo.
En cuanto a Vegeta del Universo 18, tenía de nuevo la mirada puesta en las insondables profundidades del Universo, con los puños apretados. Ya casi no pensaba en esa discusión, su mente de nuevo centrada en su hija.
“¡Aguanta, Bra, te encontraré!”
Nuevos avatares: Saiyanos, parte 1
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Empezamos con: Bardock, Broly, Gotenks, Kakarotto (incl Oozaru), Nappa, Raditz
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Coloreado y recopilado por HomolaGábor, Argelios, ZenBuu y Ammar.
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