Hace mil años, comencé mi entrenamiento para convertirme en Kaioshin con el Maestro Kaio. Aprendí muchas técnicas. Dado mi potencial, el Maestro Kaio quiso enseñarme el Kaioken.
Según sus palabras, requería una gran resistencia física, algo de lo que el carecía. Sin embargo, no tuvo ningún impacto en mi cuerpo, lo que demostró que soy un ser excepcional.
Me tomó algo de tiempo dominarlo completamente sin ningún impacto en mi cuerpo.